Allá abajo les ha llovido —aquella nube fugaz que veló el prado verde con sus hilos de oro y plata, en los que tembló, como en una lira de llanto, el arco iris.
Está lleno de arco iris y pequeños arco iris que todavía no han crecido, y la madre de Diana le dijo que se había desprendido de una lámpara que ellos habían tenido.